La construcción estratégica de futuros exige combatir la inmediatez

Crear un mañana más justo, más sostenible y abundante para todos, requiere pensamiento a largo plazo, enfoque éticos y valoración de perspectivas diversas.

La construcción estratégica de futuros exige combatir la inmediatez

 Por Maria Beatriz Gonçalves*

Ian Black es un reconocido publicista, analista de cultura digital y comportamiento del consumidor en Brasil. Fundador de la consultora de innovación New Vegas y con una trayectoria en planificación estratégica para grandes marcas, Black plantea un debate sobre el papel de los futuristas en la actualidad y los riesgos de aproximaciones superficiales al campo de la prospectiva estratégica. 

De inmediato surge la pregunta: ¿de qué profesionales hablamos cuando hablamos de “futuristas”?

Partimos de un punto común: los estudios de futuros y prospectiva estratégica son esenciales para el siglo XXI, porque contribuyen a ampliar la capacidad de imaginar alternativas y cuestionar suposiciones que dan forma a nuestras decisiones en el presente. Iniciativas recientes de la UNESCO como la Cátedra en “Bienestar planetario y la anticipación regenerativa” y los recursos sobre alfabetización de futuros demuestran la importancia de este campo al promover la reflexión colectiva sobre futuros deseables e inclusivos, fortaleciendo la imaginación y la capacidad de respuesta a incertidumbres, preparando a individuos y organizaciones para actuar de manera más responsable e innovadora frente a las transformaciones globales.

Imagen cortesía de Mathew Schwartz

No se trata de predecir, sino de preparar

Al contrario de lo que muchos creen, la prospectiva no busca predecir el futuro, sino darle forma a condiciones preferibles, evitando riesgos y eventos no deseados a través de recomendaciones estratégicas. Es un método estructurado, utilizado tanto por organizaciones públicas y como privadas, y sirve como base para la toma de decisiones en el presente. Por ello, como recuerda Ian, el verdadero desafío es “entrenar nuestra percepción para captar las señales del presente y transformarlas en acción”. 

La prospectiva no se basa en especulaciones infundadas, narrativas predictivas y una aproximación superficial a lo que realmente significa construir y actuar en este campo.

Un aspecto esencial, para que los futuros que se proyectan y construyen sean sostenibles e inclusivos, los procesos de toma de decisiones deben considerar múltiples voces. Sin embargo, muchas metodologías y marcos de estudio presentados en la academia (y practicado por organizaciones), fueron creados desde la perspectiva del Norte Global, dejando de lado el conocimiento empírico y cultural no occidental. Por otro lado, el informe colaborativo Culture Connectors, dirigido por Amy Daroukakis y Arianna Marin – con el que colabora ALAF – Asociación Latina de Futuros, acerca el lente de América Latina: el 90% de los informes de tendencias publicados a nivel mundial se basan en perspectivas de sólo diez ciudades del mundo.

"Antes de ser un tiempo, el futuro es un espacio, y como tal puede ser ocupado".

Una mirada desde América Latina

En ALAF entendemos que los futuros no son dominio exclusivo de profesionales en prospectiva estratégica: cubren varias dimensiones – personal y profesional, organizacional y gubernamental, planetaria y universal – y se ven afectados por señales provenientes de diferentes áreas como la política, la cultura, las tradiciones, la economía, la comunicación, el medio ambiente, la sociedad y la educación. La construcción del futuro requiere la participación de todas las personas y un enfoque ético que reconoce y valora las diferentes formas de conocer, incluyendo perspectivas indígenas, afrodiaspóricas, comunitarias y locales.

Sin embargo, el área de futuros y prospectiva se establece en Latinoamérica y conquista credibilidad, al mismo tiempo que el oportunismo y los llamados “futuristas” practican “Futurewashing”.Este concepto, acuñado por Joice Preira icepresidenta de ALAF- y por la investigadora italiana Arianna Mereu, cuya definición es “el acto de transmitir una falsa impresión o proporcionar información engañosa sobre la preparación real y la aptitud de una empresa, institución o individuo en relación con los desafíos de escenarios futuros. Incluye afirmaciones de preparación, adaptabilidad y/o planificación estratégica que sean exageradas, superficiales o rotundamente falsas”. Sí Ian, estamos de acuerdo contigo: este tipo de “charlatán futurista” es la versión “neoliberal y vergonzosa de la astrología”.

Hay futuros y hay “futuristas”; desafortunadamente, también existe el “Futurewashing”. Antes de ser un tiempo, el futuro es un espacio, y como tal puede ser ocupado. Depende de nosotros hacerlo con nuevas formas de acción, diferentes a las promovidas por el orden hegemónico del presente, que incorporan soluciones auténticamente regenerativas.


*Artículo publicado originalmente en Meio & Mensagem, el principal medio de la industria de la comunicación y el marketing en Brasil, este artículo responde a una provocación del periodista y estratega Ian Black en su texto “Los adivinos son más confiables que los futuristas”

Traducción: Jimena Califa, miembro fundadora de ALAF - Asociación Latina de Futuros.

Imagen de portada cortesía de Umut Hasanoglu vía Lummi

Sobre la autora

Maria Beatriz Gonçalves es periodista, investigadora y estratega, además de miembro fundadora y Directora de Alianzas de ALAF, la Asociación Latina de Futuros, una organización sin fines de lucro que opera como una asociación de miembros latinoamericanos interesados en debatir y construir futuros centrados en el bienestar de las futuras generaciones. Su misión es fortalecer el protagonismo de la región en la construcción de un futuro donde la economía, la sociedad y el medioambiente coexistan en equilibrio.

Conecta con Maria Beatriz