Educación Climática: la Nueva Frontera del Aprendizaje
Imagina una generación que se gradúa sabiendo capturar carbono con algas, diseñar ciudades porosas y leer la huella de cada producto en los anaqueles del supermercado.

Por Elsie Ralston
Esa generación aún no existe, porque seguimos hablando del cambio climático como dato, no como desafío de diseño colectivo, y mucho menos lo develamos en su interconexión con el colonialismo extractivo. Y es que estos términos en el mundo de los negocios no solían ser sexys; pero los tiempos definitivamente están cambiando.
Las temperaturas extremas, sequías e inseguridad alimentaria son problemas de hoy, y los países del Sur Global —pese a ser los que menos han contribuido a la crisis— son los que enfrentan las consecuencias más graves.
Este artículo explora cómo una educación climática transversal, puede transformar nuestra ansiedad planetaria colectiva en capacidades concretas para la regeneración. Adaptar currículos, flexibilizar estrategias de aprendizaje corporativo y convertir a la educación climática en núcleo, no accesorio, es el arma más poderosa que tenemos para reescribir ese futuro apocalíptico en tiempo real.
¿Puede la educación climática cambiar este panorama ¿Puede un aula en Nairobi o Guadalajara ser el campo de batalla más importante en la lucha por la justicia climática? La respuesta corta es sí. Pero necesitaremos bastante más que simples lecciones sobre la capa de ozono y el derretimiento de los polos.
Los argumentos de índole ambiental son innumerables; sin embargo, más allá del pavor colectivo que suscita la crisis climática, conviene subrayar que—desde una perspectiva de justicia climática—urge privilegiar esta esfera educativa. Solo así podrá otorgarse verdadera agencia a las comunidades más vulneradas por el calentamiento global, pues únicamente el acceso a conocimiento crítico y herramientas, les permitirá reapropiarse de su porvenir y encarar, con solvencia y dignidad, las contingencias ecosistémicas y socioeconómicas que se les han impuesto.

Despertando a la Conciencia
Desmenucemos un poco el concepto: La educación climática es el proceso de impartir enseñanza a personas y comunidades sobre el cambio climático, sus causas, efectos y las soluciones necesarias para mitigarlo y adaptarse a sus impactos. Abarca una variedad de temas como la ciencia ambiental, energías renovables, biodiversidad, políticas climáticas y justicia social. No busca únicamente aumentar la conciencia, sino también capacitar a las personas para que tomen decisiones informadas y acciones concretas contra el cambio climático. En esencia, la educación climática consiste en dotar a la sociedad con el conocimiento y las habilidades necesarias para construir un futuro más sostenible y resiliente.
El término "educación climática" surgió junto con el aumento de la conciencia sobre el calentamiento global y la degradación ambiental a finales del siglo XX. Ambientalistas, científicos y educadores trabajaron en conjunto para crear programas educativos y movimientos de defensa que resaltaran este problema urgente. Un actor clave en este movimiento ha sido el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), que ha desempeñado un papel fundamental en la difusión del conocimiento científico sobre el cambio climático desde su formación en 1988. El trabajo del IPCC ha subrayado la importancia de compartir la ciencia climática con el público en general.
Pioneros y Defensores
A lo largo de los años, varias organizaciones e individuos han liderado la promoción de la educación climática. Organismos internacionales como la UNESCO y la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) han sido fundamentales en la defensa de la inclusión de la educación climática en los planes de estudio nacionales.
El Programa de Acción Mundial (GAP, por sus siglas en inglés) de la UNESCO sobre Educación para el Desarrollo Sostenible, ha promovido significativamente la alfabetización climática, particularmente en los países del Sur Global, donde la vulnerabilidad a los impactos climáticos es alta.
La iniciativa de la CMNUCC Action for Climate Empowerment (ACE) busca explícitamente promover la educación, conciencia y capacitación pública en torno a los temas climáticos.
Activistas ambientales como Greta Thunberg, con sus huelgas escolares por el clima, y científicos como James Hansen, quien alertó sobre el cambio climático en la década de 1980, se han convertido en sinónimos de la defensa del clima. Más recientemente, personas como Vanessa Nakate, una activista climática de Uganda, han destacado las disparidades en los impactos climáticos y la necesidad de una educación climática localizada, especialmente en África.
Otras organizaciones de base y ONGs como 350.org, Climate Reality Project y Fridays for Future también han sido instrumentales en la concienciación sobre el clima y en la promoción de marcos educativos más sólidos en torno al cambio climático, tanto a nivel local como internacional.

Educarnos en el Sur
Los países del Sur Global, están en lo que puede definirse como la primera línea del cambio climático. Estas regiones enfrentan impactos desproporcionadamente altos, como el aumento de las temperaturas, sequías, inundaciones e inseguridad alimentaria, a pesar de ser los que menos contribuyen a las emisiones globales. Por lo tanto, implementar programas efectivos para la educación climática en estas regiones, es crucial por diversos motivos, entre ellos:
- Construir Resiliencia: La educación climática equipa a las comunidades con el conocimiento necesario para adaptarse y mitigar los impactos climáticos.
- Empoderamiento Local: Muchas comunidades en los países del sur global carecen de acceso a información científica sobre el cambio climático. Al incorporar la educación climática en programas educativos y comunitarios, los individuos pueden comprender mejor los problemas y sus posibles soluciones, permitiéndoles tomar decisiones informadas.
- Promover el Desarrollo Económico: A medida que estas regiones avanzan hacia el desarrollo sostenible, la educación climática también puede conducir a la creación de empleos en sectores emergentes como las energías renovables, la infraestructura verde y las prácticas agrícolas sostenibles. Esto es particularmente importante en regiones donde las economías dependen en gran medida de los recursos naturales.
- Impulsar el Cambio Político: Los ciudadanos educados tienen más probabilidades de exigir acción climática de sus gobiernos. Una población informada es esencial para responsabilizar a sus gobernantes y garantizar que la justicia climática siga siendo un tema central en las agendas nacionales e internacionales.
Pensamiento y Diseño Decolonial en las Prácticas Educativas
El concepto de pensamiento decolonial resulta fundamental para crear una educación climática efectiva y justa, especialmente para los países del Sur Global. La decolonialidad se refiere a desafiar y desmantelar los efectos persistentes del colonialismo, que han moldeado los sistemas económicos, las dinámicas de poder e incluso la producción de conocimiento y el manejo de los recursos naturales. En el contexto de la educación climática, el pensamiento decolonial enfatiza la necesidad de que nos alejemos de los modelos de conocimiento centrados en Occidente e incorporar, en cambio, formas de conocimiento indígenas, locales y alternativas, que en su mayoría conciben a los seres humanos como parte del ecosistema, y al medio ambiente como un hogar y no una serie de recursos para ser explotados. Incorporar estas formas de conocimiento en la educación climática no solo es una forma de preservar y validar las culturas indígenas, sino también de promover enfoques más diversos y holísticos hacia la sostenibilidad.
El diseño decolonial en la educación climática también implica crear marcos de aprendizaje que sean culturalmente relevantes y adaptados a las necesidades específicas para la diversidad de comunidades. Esto debería verse en acciones como el uso, validación y preservación de lenguas locales, la enseñanza a través de la participación comunitaria, y el abordaje de los desafíos socioeconómicos únicos que enfrentan los grupos marginados. Al integrar los sistemas de conocimiento indígenas y utilizar métodos participativos impulsados por la comunidad, la educación climática es más efectiva y equitativa.
Además, el diseño decolonial reconoce las injusticias históricas del colonialismo que continúan dando forma a las crisis ambientales actuales. Muchos de los países del Sur Global que ahora son más vulnerables al cambio climático fueron una vez explotados por sus recursos naturales por potencias coloniales. Al reconocer estas dinámicas históricas, la educación climática puede fomentar una mayor comprensión de la justicia ambiental y la necesidad de solidaridad global para enfrentar los desafíos climáticos.
La Creación de Futuros Sostenibles para Todos
Al aumentar la conciencia, construir resiliencia y fomentar la innovación, la educación climática empodera a las comunidades para que tomen medidas y contribuyan a un mundo más sostenible y justo. Incorporar el pensamiento y el diseño decolonial en la educación climática implica diseñar un enfoque que abarque la diversidad de realidades, saberes y experiencias, reconociendo que no existe una única forma de vivir de manera sostenible.
¿Pero cómo creamos aquellos futuros, donde hay espacio para la equidad y la sostenibilidad? Los cambios pasarán por el reconocimiento de ciertos factores:
- La desigualdad climática: Los países y comunidades más vulnerables suelen ser los menos responsables de las emisiones de carbono, pero sufren las peores consecuencias. Reconocer y abogar por políticas que reparen esas desigualdades, es clave.
- Incluir voces marginadas: Las comunidades indígenas, las personas de bajos ingresos y los países en vías desarrollo tienen mucho que aportar desde su conocimiento tradicional y local. Involucrar a estas comunidades en la toma de decisiones a nivel global, es fundamental. Esto debe darse en ámbitos de gobierno, privados y los espacios de participación de la sociedad civil.
- Distribución justa de oportunidades y derechos: Asegurar un acceso equitativo a los recursos esenciales, como energía renovable, agua potable y tierras agrícolas, sin que ninguna comunidad quede atrás.
Políticas y Economía Regenerativa
Un futuro sostenible necesita reimaginar nuestras políticas y estructuras económicas y de poder para que sean regenerativas, es decir, que no solo no dañen el ambiente, sino que lo restauren. Algunas claves:
- Transición hacia economías circulares: Abandonar el modelo de economía lineal que se basa en extraer, consumir y desechar, y reemplazarlo por un sistema circular donde los recursos se reutilicen y los desechos se minimicen.
- Sistemas de gobernanza colaborativa: Desarrollar formas de gobierno inclusivas, donde todas las comunidades puedan participar en la toma de decisiones climáticas.
- Políticas de protección de derechos humanos y ambientales: Las legislaciones y políticas globales deben estar alineadas con la protección de los derechos de las personas y del planeta, priorizando la equidad intergeneracional y la reparación histórica.
Reescribiendo el futuro
Crear futuros sostenibles implica reconocer y celebrar la diversidad en todas sus formas, desde soluciones locales hasta gobernanza global. Requiere que la justicia climática y la educación transformadora sean los motores de cambio, guiados por principios de equidad, interconexión y regeneración. Al integrar distintos saberes, visiones del mundo y soluciones contextuales, podemos generar alternativas de vida sostenibles que no solo resuelvan la crisis climática, sino que promuevan un futuro equitativo y próspero para todos. ¿Cómo tú o tu organización pueden unirse a esta cruzada? Desde surglobal.io, queremos unir fuerzas y proponer alternativas necesarias.
Imagen de portada cortesía de Kelly Sikkema

Sobre la Autora
Escritora y estratega peruana radicada en Copenhague. Con más de 10 años de experiencia en la gerencia de proyectos de desarrollo e incidencia política, y 8 años como consultora en diseño estratégico, desarrollo de productos digitales, diseño de contenidos, recaudación de fondos y relaciones públicas; ha colaborado con organizaciones de América Latina y Europa para impulsar la educación sostenible, el empoderamiento comunitario y, más recientemente, el uso responsable de las tecnologías digitales. Elsie convierte el pensamiento decolonial en impacto tangible y ayuda a equipos con propósito a descubrir insights, construir narrativas audaces y movilizar el capital que hace posible cambios reales. Es Co-fundadora y Directora Ejecutiva de Sur Global, donde diseña experiencias educativas y proyectos de consultoría que crean comunidades de aprendizaje comprometidas con la innovación responsable, desde el Sur para el mundo. Además, es Directora Editorial de la revista UNTOLD.ink.
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