EDAD, POBREZA Y TECNOLOGÍA: Un estudio de caso sobre la brecha digital
En el corazón de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en Argentina, la Villa 21-24 es un reflejo de la desigualdad social que atraviesa América Latina. Se trata de un barrio con calles de tierra, sin cloacas ni tendido eléctrico individual, por lo tanto, sin conexión a internet domiciliario.

Por Lorena Paz y Solana Moiraghi
Alrededor de 25 residentes mayores de 65 años asisten diariamente al Centro de Día “Cándida”, un espacio donde encuentran actividades recreativas, reciben asistencia psicológica y meriendan. En este contexto, nuestro proyecto “Educación Digital en la Adultez Diversa” EDAD.TECH brinda todos los lunes talleres sobre el uso de tecnologías con el propósito de que las personas mayores se apropien de la tecnología y la usen de manera crítica y significativa. A la par, desplegamos un Laboratorio Viviente dode analizamos la usabilidad y la accesibilidad de los dispositivos que portan y la experiencia de uso que logran con los mismos. De ese modo, nuestros alumnos se convierten en testers y nosotras como docentes también somos investigadoras. Esta labor dual, de investigación-acción, esta metodología de investigación-acción inicia con una fase etnográfica, en la que realizamos un seguimiento mediante diarios de usuario y reportes sistematizados. Desde un enfoque de ciencia, tecnología y sociedad, comprendemos como una red socio-técnica a las personas, los artefactos, las intenciones, aquello que funciona y/o no funciona, llos elementos que influyen y generan cambios[1].
Un desafío estructural: género, migración y exclusión digital
En este contexto, cabe destacar que las personas que participan en nuestros talleres enfrentaron toda su vida y aún enfrentan múltiples dificultades. En su mayoría, son migrantes de Paraguay y, en menor medida, de Bolivia y Perú. Muchas de ellas son mujeres que dedicaron su vida laboral al empleo doméstico precarizado, por lo que no cuentan con ingresos jubilatorios. Esta pobreza estructural plantea desafíos adicionales para su inclusión digital, más allá de los obstáculos vinculados a la edad. A la vez, las mujeres mayores suelen enfrentar más barreras para acceder y utilizar la tecnología digital en comparación con sus pares hombres, evidenciando la incidencia del género al momento de agudizar la brecha digital[2].
Otro desafío es el acceso al lenguaje Varias de las personas mayores que se acercan a aprender sobre tecnologías no saben leer ni escribir en el idioma castellano, a pesar de hablarlo cotidianamente. Algunas incluso hablan guaraní, lengua indígena oficialmente reconocida en Paraguay y en la provincia argentina de Corrientes, que también se habla en otras provincias como Chaco, Misiones, Formosa, Entre Ríos, Jujuy, Salta y Buenos Aires, aunque se encuentra ausente en los entornos digitales a los que acceden[3].
Más que acceso: la brecha digital como problema simbólico
El acceso a la tecnología no pasa únicamente por una cuestión de infraestructura. En este sentido, la brecha digital no es sólo un problema de acceso a dispositivos o conectividad, sino también una cuestión simbólica. El diseño de las interfaces digitales no considera la diversidad y especificidad de estos usuarios ni promueve su desarrollo humano.
Desde de la pandemia de COVID-19 en el año 2020, la digitalización de servicios esenciales avanzó aceleradamente; la calidad de vida y participación social de las personas mayores que no tienen acceso a la tecnología o carecen de habilidades digitales para hacer un uso autónomo de ellas. En la actualidad, las tecnologías digitales ocupan cada vez más aspectos de la cotidianeidad, tornándose fundamentales para el acceso a derechos básicos. Es así muy necesario que las características de sus diseños prioricen la accesibilidad web, respetando lo que determina el consorcio de la WRC en cuanto a adultos mayores[4].
En paralelo al fenómeno de la vida digitalizada, el envejecimiento poblacional ya es una realidad innegable. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se prevé que para 2030, una de cada seis personas en el mundo tendrá 60 años o más. Mientras que en 2050 la población mundial de personas mayores de 60 años se duplicará, alcanzando los 2.100 millones[^5]. Este cambio demográfico, impulsado por el aumento de la esperanza de vida y la disminución de la natalidad, evidencia la importancia de adaptar las tecnologías a las particularidades de este grupo etario y orientar nuevas líneas de investigación a comprenderlas.
Nuestra apuesta: una tecnología diseñada para la diversidad
En EDAD.TECH, reconocemos que la inclusión digital es un derecho humano fundamental. Nuestro enfoque interdisciplinario, que combina pedagogía, diseño de tecnología y ciencias sociales, busca alentar la autonomía y el empoderamiento de las personas mayores, siempre respetando su herencia cultural e indígena. Por ello, los talleres de inclusión socio-digital en el Centro de Día “Cándida” no se limitan a enseñar sobre el uso de herramientas digitales. Buscamos promover una reflexión crítica sobre el diseño de la tecnología, cuestionando los sesgos y exclusiones que perpetúan la desigualdad social.
Para pensar y accionar en pos de un futuro inclusivo, es necesario desarrollar tecnologías accesibles, con interfaces comprensibles para todos los usuarios, que consideren su diversidad cultural, etaria, lingüística y educativa. De lo contrario, corremos el riesgo de promover la exclusión de estas personas mayores en plataformas digitales cada vez más cruciales para la vida en nuestras sociedades contemporáneas. Ya que actúan como intermediarias para garantizar derechos básicos, para la realización de trámites cívicos online o el acceso a servicios de salud y educación.
De aquí en más, nuestro compromiso como diseñadoras e investigadoras de experiencia de usuarios es seguir trabajando para construir un mundo digital más justo e inclusivo, que potencie a usuarios de diversas etnias, niveles socioeconómicos y edades.
Referencias:
Díaz, V., Paz, L., Secchi, M., y Garbarino, N. (2022). La usabilidad de la usabilidad: análisis comparativo de pruebas de productos en los nuevos contextos híbridos. Revista Hipertextos, 10 (17), pp. 77-100. ↩︎
ONU Mujeres (2024) Inclusión digital para el empoderamiento económico de mujeres en Chile ↩︎
UNESCO (2024). Un futuro digital para las lenguas indígenas: reflexiones del foro de alianzas. ↩︎
Organización internacional que desarrolla estándares para la web buscando garantizar que ésta sea accesible, segura y funcional para las personas. Creó estándares como HTML, CSS y las Pautas de Accesibilidad para el Contenido Web (WCAG), que promueven la inclusión digital. https://www.w3.org/WAI/older-users/
[^5]: Organización Mundial de la Salud (2024). Envejecimiento y salud. ↩︎


Fotos cortesía de EDAD Tech

Sobre Solana Moiraghi
UX Researcher en Edad.Tech y Licenciada en Sociología por la Universidad de Buenos Aires e integrante del Equipo Sociedad, Internet y Cultura (E-SIC) en el Instituto de Investigaciones Gino Germani (IIGG). Fue becaria por el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) de Argentina.
